TRILLO+US
"La función de la cultura, no consiste en satisfacer necesidades existentes sino en crear necesidades nuevas" Zygmunt Bauman
"El arte es magia liberada de la mentira de ser verdad" Theodor Adorno
El interés por los objetos no radica, tanto en sus cualidades matéricas y físicas, como en sus posibilidades lingüísticas, en su potencialidad metafórica y todo aquello que tenga que ver con la creación de sentido. El objeto fotografiado te lleva por derroteros no previstos, al no tratarse de una representación estricta de algo, sino de la posibilidad de un deseo.
Creemos que incluso cuando tratamos de evitarlo, las cosas a veces se nos muestran de una manera muy explícita por medio de la paradoja. En suma, nos encontramos con una obra donde los objetos muestran su espacio perceptivo: no representan lo que vemos, amplían lo que imaginamos viendo.
Es un trabajo reduccionista, condensado, que en el proceso de elaboración, todo desorden y ruido ha sido eliminado. Un paisaje intencionadamente silencioso, pero no por una cuestión de discreción, sino de musicalidad.
La obra a menudo se estructura en torno a las dualidades, de ahí la frecuencia con la que empleamos los espejos, que no solamente reflejan (y por tanto duplican), sino que también invierten lo que se ha duplicado. Como dice Francisco Jarauta: "Es la magia del espejo, de ese cristal, vidrio negro, en cuya superficie se refleja lo dividido y separado, al tiempo que hace posible el espejismo de una nueva unidad".
Fotografiar es un modo de reivindicarse coleccionista de todas las cosas, en espera que se tornen fecundas. A este respecto, el filósofo Walter Benjamin escribió que los objetos, las fotografías, adelantan el futuro de un sueño. Entendiendo la paradoja de la fotografía misma, y su relación con lo real, las imágenes son portadoras de muchas significaciones para conseguir que nos interpelen de modo crítico.
Lo específico de las fotografías es la noticia del pasado, la transmisión del recuerdo. Acentuado por la revolución digital, somos conscientes que el objeto fotografiado, más que un medio artístico, revela también una condición voluble e instrumental que, como el lenguaje mismo, sirve para expresar los complejos entresijos de la representación.